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viernes, 7 de febrero de 2014

Pensado ayer, escrito hoy.

En noches así echo en falta una mujer en mi cama.
Quiero que me digas lo bueno que soy,
lo bien que te lo hago, 
que me des un toque si es que la cago.
Extraída de http://nymphoninjas.net/
Mandarte las pupilas al techo de tus cuencas como Tenenbauns.
Con un Teneli en la pared mirándonos.
Cambiarte la voz, que se te entrecorte cuando empujo y se te achique cuando abrazo.
Tu boca me sabe a boca, a nada más. Saliva, dientes y carne. Todo eso lo tienes y lo tienen todas.
No es eso lo que busco.
Me pone más mi dedo en tu boca en tu cocina, saboreando lo que te he cocinado. Mi piernas derretidas, por tus miradas no tus tetas. Dos bultos de carne nunca estarán a la altura de la arruga de tu comisura cuando te ríes. Tu cuerpo es la guinda de tu ser.
La presión negativa del beso: como  dando sorbos a la carne. Te quiero en mi, y por eso quiero estar en ti, sucio como carne húmeda y supremo como no preocuparse por la desnudez. No todos los días funciono, pero todos los días me apetece que te rías. Hasta que sea costumbre estar bien solo por estar los dos.
No me libro de mis incapacidades, pero no puedo sentirme mal cuando mi nombre surge de tu voz entre jadeos.
Mirarte, ver a una mujer, a una niña y a una madre. Y luego pensar en cada insulto contra tu género y que me pese. Porque no puedo sentirme grande estando contigo, ante lo fortuito de la circunstancia del tú y el yo juntos, compartiendo sudor y humo. El que dice puta todos los días no se ha sentido querido por una hembra.
Yo estoy enfermo, terminal. No quiero que me cures, quiero que me sirvas de paliativo y llenarme la cabeza de chorradas que solo tienen sentido si tú las secundas, como un paseo y estar en paz.
Yo estoy enfermo pero cuando estás aquí no pienso. A lo mejor no lo entiendes, pero no pensar para mi es como... es demasiado bueno. 
¿Ves Bea? Yo no oculto lo bueno. Simplemente no tengo a quién darle estas cosas, y de momento ni quiero.


***

A mis veintiuno he superado el mal estar de no saciarme en lo físico. Mi meta en ese plano es satisfacer, porque es demasiado sublime verte fuera, lejos de donde estas, perdida en los latigazos de placer de tus terminaciones nerviosas. Esos segundos... Dios, esos segundos en los que siento que te colmo. Y ya no es sexo, tiene que ser otra cosa.
Y ¿sabes?, eso no es lo mejor que puedo darte. A cambio de que me escuches, ni si quiera que me entiendas, solo que escuches y que tu consuelo sea tu mano en mi cabeza y mi oreja en tu vientre. Más allá del deseo de poseer: el deseo de darse. Si me quieres soy tuyo.


PD: no, no va por ninguna de vosotras. Ni las que ya han sido, ni las que serán. Es para alguien mejor que todas vosotras, alguien con las mismas ganas que yo de querer y dejarse querer. Las demás sois retales con las que coso mi deseo. Lo mismo que he sido yo para otras. Y le pido perdón a las que me quisieron dar todo y no recibieron nada. Soy joven e inexperto.

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