El agua cae sobre la piedra,
la claridad aparece entre las nubes.
El alba despunta al fondo del otoñal paisaje.
Sigo sentado en la silla al borde de la piscina.
Todo está húmedo, mi garganta más.
Noto la brisa fría del amanecer rozar mi rostro y dejar su escarpada y áspera huella en toda mi piel.
El sonido de las ramas del árbol me hace abandonar mi estado casi letárgico,
lo miro.
Los pájaros empiezan a salir en busca de su alimento y recogen restos de la comida de anoche,
los miro.
Al fondo una montaña, oscura, fría, viva.
Su aspecto es majestuoso.
Algunas lombrices salen de la tierra y son raptadas por los audaces mirlos.
Yo sigo en la silla, inmóvil, mirando.
La figura de lo que parece un gato pasea sobre el muro de piedra,
lo miro.
Siento náuseas y un fuerte mareo, intento incorporarme, pero caigo al agua.
Intento salir del agua pero mi estado no me lo permite.
El gato asoma su cabeza a la piscina, a través del agua,
lo miro.
Yo no miraba, pero nada me mira.
La vida no es una puta, yo no soy ningún Dios y todo es tan sólo naturaleza.
martes, 18 de junio de 2013
2 comentarios:
¡Estás a punto de escribir un comentario en el Colectivo! ¡Es un momento muy importante para ti! y un gesto de agradecer por nuestra parte. Recuerda ser todo lo respetuoso que te sea posible y sobre todo ten una buena dicción. Si es necesario busca las dudas en Google. Hagamos de internet un mundo más legible.
Gracias.
Atentamente: el Departamento de moderación y buenos hábitos de C.A.
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Una muerte absurda y espontánea es algo que nos acerca mucho a la humildad. Le hace ver a uno que cuando se vaya, el mirlo va a seguir cogiendo lombrices y el gato va a seguir escalando muros. Al cerrar los ojos el mundo no se acaba, ni siquiera cuando se muere.
ResponderEliminarQué crudo y qué bonito.
Entiendo la muerte como una desorganización de nuestra materia,que pasará a formar parte de cuálquier otro ser, vivo o inerte.Somos efímeros pero eternos. Es cierto, es tan crudo como bonito.
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