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miércoles, 19 de junio de 2013

Juventud nostálgica dogmática

Ramplando extasiado las calles
mecido por las etílicas manos Afrodisiacas,
no más Heráclitos ni flujos existenciales,
ni juventud como un ciclo perpetuo
como el caudal de un río,
el caudal de un río que siempre nos lleva
inexorablemente a una inerte botella de whisky,
jóvenes versados del léxico, concubinos de Wittgenstein,
siendo lo que conversamos y sabemos
en una fiel quimera de lo que escribimos.

El deceso del Mundo en la vorágine de la clarividencia,
lozanos esbozando a muñeca y pintura psicodélicos caleidoscopios,
codiciando los abrazos de Woodstock,
llorando las puñaladas de Altamont,
niñas zorras de estilo rococó,
niños transgresores emulando a Biggie Smalls,
opulentos y fastuosos ópalos entregados a las ánimas de la calle,
dádivas donadas al paupérrimo hombre despatriado,
dando un billete de cincuenta a un magrebí desnutrido
que se muestra poseso y vociferante, desgañitando las incoherencias de la lógica,
que muere por dentro matándonos a nosotros
mientras dos hipsters se masturban en un parque
en una loa al amor bajo el Sol de Ícaro,
tallando con sus manos el Pigmalión cárnico,
la misma carne, elemento bermejo que nos despoja a la consumación del fin
y observamos, nosotros, de forma cómplice,
tras la sombra y la invulnerabilidad de una maleta recostada en el suelo,
tras nuestro espíritu de Sadismo añejo,
tras nuestro inexpugnable deseo de transmutar y ser como ellos.

Juventud exhausta, generación de la hecatombe,
llorad el decadentismo sartriense
encandilados por el instinto suicida de Schopenhauer,
mientras la certeza del amor se recuesta exánime
encarnando a dos jóvenes de rubor desprendado,
eyaculando sobre la aséptica hierba.

En el otro extremo paradigmático,
vacuos adoradores orientales,
enaltecedores religiosos en redes sociales,
falsos zoroastristas, repitiendo axiomáticamente,
conversando sin leso recato los dones del `Om´,
impíos tatuajes y lienzos de Vishnú,
falsos poetas sin alma,
verdaderas almas sin poesía,
pobres desaprensivos anclados en un pasado que no vivieron,
vilipendiando, supinos ególatras, el futuro el cual les toca embellecer.

Todos juntos con el rostro `illuminato´,
resueltamente, paso a paso,
andando embrujados para abrazar el sinsentido,
la obra maquiavélica de Sodoma y Gomorra,
rameras de Babilonia,
Marías Magdalenas,
manos de Pilato y cremadores del Ágora,
trotando juntos y masificados
hacia la infinidad del fin
enlazando farisaicas palabras en el eterno púlpito del epicureísmo.

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