Pondré uno de los ejemplos más corrientes de la filosofía moderna
que es el archiconocido Fiedrich Nietzsche. Sé que es uno de los
pensadores más renombrados hoy en día, pero no todo el mundo sabe que se
empezó a estudiar la figura de Nietzsche desde hace muy poco tiempo. De
hecho siempre recordaré los libros de Stefan Zweig, siendo él un alumno
de instituto (Gymnos que llamaban a la educación secundaria en el
Imperio Astrohúngaro por aquel entonces) describía que a escondidas de
sus profesores leían a dicho filósofo debajo de los pupitres de clase,
hasta que un día les pillaron y ni tan siquiera el mismo profesor sabía
de quién se trataba el escritor de esos libros. Es una anécdota curiosa,
pero al margen de esto me resulta rimbombante hablar de el, ya que
últimamente se le exalta mucho por la juventud debido a su concepto de
el nihilismo y por la obra El Anticristo.
No concibo
como se le tiene tan leído necesitando yo leerme un par de veces Así
Habló Zaratustra y Ecce Homo para apenas acercarme a la esencia de
Nietzsche además de que sería muy difícil caracterizar su filosofía de
manera objetiva. (Básicamente porque su obra, casi en su plenitud, se
centra en las deconstrucciones de otros tratados y pensamientos, no hay
que leer a la ligera a Nietzsche hasta no conocer parcialmente lo que
quería destruir). Sin más preámbulo:
La Filosofía de Nietzsche
- El Ubermensch y Dios ha muerto
Nietzsche
abogaba por la devaluación de los conceptos supremos impuestos en la
cultura occidental, sufriendo estos valores un cambio de una concepción
axiomática a una aprehensión de la realidad más múltiple y cambiante, “al volverse inoperante lo que antes se mostraba como supremo”.
Realiza
una deconstrucción feroz sobre las figuras divinas con la frase “Dios
ha muerto”, en concordancia con su pensamiento nihilista ( “Nietzsche
trata esta frase más que como una mera declaración provocativa, casi
como una revelación, como si representase el potencial de nihilismo que
arrastra el alzamiento y el progreso”) y su máxima del
detrimento del hombre europeo u occidental, además del decaimiento de la
sociedad occidental en consecuencia del nihilismo.Según
Nietzsche, la reanimación del hombre occidental frente al anarquismo
moral ,el nihilismo y el esclavismo ético la impondrá la figura del
Ubermensch, en su implantación de la desaparición de dichos valores y en
la germinación de unos nuevos. Con ésto representa la desaparición
sistemática de la impuesta “moral divina” y el advenimiento de otra
cultivada en lo más profundo del ser humano; en otras palabras, la
muerte de Dios:
“Vosotros miráis hacia arriba cuando buscáis elevación, yo miro hacia abajo, porque estoy elevado.”
Con
ésta frase sacada de Así Habló Zaratustra, se vislumbra la voluntad de
los hombres en la búsqueda de la figura de Dios, en contrapartida de
Zaratustra, El Hombre, que se ve en dicha elevación porque se ve en el
mismo plano de acción que Dios y que el resto de los hombres; la
determinación, la voluntad, los dilemas, la obstinación, la creación…“¿Es el hombre sólo un error de Dios? ¿O Dios sólo un error del hombre? Hay que decidirse. “ .
Ese
Ubermensch o superhombre está por encima de vidas posteriores puesto
que cree en hechos factibles y sensoriales, sin dejarse dominar por la
frivolidad de los placeres terrenales. Además, considera al hombre una
entidad en decadencia y un puente entre los hombres primigenios y el
Ubermensch, el ser que ama la vida y el mundo pero acepta que en ella
existe el dolor, el que legisla a voluntad y el que no reniega de sus
actos ni decisiones.
La muerte de Dios no es un hecho en sí, sino un
proceso de sabiduría y sensatez en el que el hombre se ve capacitado
para deshacerse de dicho concepto que acota los patrones y nuestra
propia naturaleza, la destrucción que supone el nexo entre la moral ,los
pensamientos irracionales y los axiomas infundados. La destrucción de
ese nexo dará lugar a la verdad suprema y sin cortafuegos, el hombre al
servicio del hombre: “La autosuperación de moral por
veracidad, la autosuperación del moralista en su antítesis, es lo que
significa en mi boca el nombre Zaratustra.”
Muy interesante, como siempre, y muy buena interpretación de la idea. Pero para mí algo escueto y poco trascendente (en cuanto a que no aportas nada nuevo), cuestión de expectativas supongo. Además echo en falta paradigmas de la filosofía platónica y presocrática, que a mi parecer son bastante importantes a la hora de entender a Nietzsche y su propuesta del superhombre (espero que perdones mi desconocimiento del alemán). De todos modos, como veo que publicarás al menos otra parte, estoy segura de que profundizarás más, sino en el tema, al menos en la obra.
ResponderEliminarPor cierto, yo cuando he leído a Nietzsche, siempre he tenido la impresión de que tenía que "estudiarlo" más que "leerlo".
¡Ala! Os está quedando el blog de puta madre.
El dilema surge de que descompongo los planteamientos de Nietzsche partiendo de las ideas más significativas que nos heredó, tales como el Ubermensch, el nihilismo heredado de Hegel y el Wille zur Macht ("Voluntad del poder", lo poquísimo que sé de alemán, es por leer a éste hombre), por eso mi texto puede tener ese aire generalista, que era nada más y nada menos el tono que quería darle. Como bien dices, quedan por lo menos tres partes más del texto donde abordo las deconstrucciones Platónicas y Socráticas, la moral impositiva que ellos propusieron según Nietzsche y hasta la poesía que escribió. ¡Gracias por escribir!
ResponderEliminarDios ha resucitado.
ResponderEliminarPregunta al toxicomano que recibe su metadona a primera hora,
al politico que trafica con influencias
y al policia que acepta sobornos.
Pregunta a las actrices que anuncian perfumes,
al cura que mira las nalgas de sus alumnos en catequesis.
Y al cirujano plastico, al periodista del corazon, al banquero.
Preguntale a Strauss-khan, a Condoleezza Rice, a Fidel Castro en ropa de marca...
Pregunta en Gaza, en Haiti y en Liberia.
Como el propio Federico argumentó, en este mundo todo va de acuerdo con el juicio que dios determine en el duelo, y la fuerza, por supuesto, es la medida de todo valor; si triunfa es lo justo