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domingo, 19 de octubre de 2014

Vol.1

Bienvenido a la muerte de tu existencia. A buscarle el sentido a las palabras después de hilarlas. Abraza estos futuros malos recuerdos. Contempla con la vista desenfocada todo lo que un día en el mundo puede hacer pasar por delante de ti. Un sol amarillo como un moneda gigante en el horizonte de colinas. El otoño, el viento que ya conoces, los molinos eléctricos en cierta dirección. Poder saber, saberse mal.
Hacerse cargo de la vida es un reto, o nada, según como lo quieras ver. Bueno o malo pierden su peso. El agua sigue saliendo del grifo y está limpia, no tengo que luchar. Pero es todo tan arbitrario, y parece que los muebles de la cocina guarden secretos del mundo que yo no conozco. Los interrogo por gritos de necesidad de mi vientre, me responden en vacío, el cinturón se asusta: se acerca la hora de hacerle un nuevo agujero. 
El corazón se me desboca solo. Es demencial. Me descubro en taquicardias sin explicación directa. Temo el día en el que ese tipo de inquietudes se apoderen de mi conciencia. 
Hay días que no veo calidad ni obra ni nada. Busco la forma de explicar la idea, de corrido, que me resulte más agradable, o si lo prefieres, más acorde a lo que busco decir. Empiezo por algo y voy aumentándolo con mayor o menor idea previa. Las palabras salen a chorro. Pero tal como llegan se unen a una idea imperante, mutan y se trasladan, se buscan mutuamente para conformar una pieza que tenga el mayor sentido; incluso se buscan con cierta picardía para decir tal o cual cosa en distintos tonos. Entonces empiezan a secarse muy rápido, se petrifican y me encuentro de nuevo en la linea de salida. Como al terminar una cita: has conseguido algo, sea lo que sea, pero cuando te quedas solo vuelves al punto de partida con las condiciones ligeramente cambiadas. Pero tú ya has quedado con ella varias veces y ya has probado el veneno, así que vas más sobre... Voy más sobre seguro.
Esto es como la hoja del diario de un loco. Expresando condiciones absurdas, mensajes crípticos, ambigüedades... A veces me siento en la obligación de darlo. A veces necesito creer que comparto. Otras es un mensaje, más o menos concreto. Casi todo divagaciones, influenciadas por la música que esté oyendo en cada etapa. Cojo vivencias o las invento, creo vidas, vivo en ellas, me alejo en mi bote y remo hacia dentro. 
Intento escribir como hablo, y hablo como a punto de arrancarme a predicar. Pero es que veo cosas.

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