Rey Hielo

Sentirse tonto, pesado, infantil... y todo por sentir deseo. Tener que ocultar lo que uno siente y piensa para no estropear las cosas, y así ir quemándose por dentro. Contarlo y que te lo echen en cara, que lo simplifiquen y lo trivialicen, los que son tus "amigos". Escuchar el "te rayas demasiado" y querer mandarles a la mierda más profunda. Luego dudar de uno mismo, no entenderse, pasar de estar seguro y feliz a tener que arrepentirse por querer estar con ella. Arrepentirse de buscarla y renegar de las cosas más simples y bellas de la vida. Enfadarse, discutir, querer volver con un lo siento y un te quiero sin saber el porqué de la disculpa ni el cómo de la declaración. Pero no vayas a decir todo esto en voz alta, que ahí fuera si no juegas al juego se te comen los gusanos. Porque la sinceridad no está pagada: a nadie le interesa, no hay demanda.
Es una mierda. Sentirse mal por algo tan hermoso como querer compartirte con otra persona de esa forma tan real y tan dulce, esa forma en la que las miradas terminan en besos. Es una mierda querer rodearte con los brazos y no poder, porque en medio están mis inseguridades y tus rayadas. Y me digo "no le hables más en esos términos, no seas más cariñoso, no te enganches". La rabia me consume cuando tengo que guardarme mi cariño para mi, sobretodo un cariño que lleva tu nombre. Después siempre vuelvo interesandome por tu día, pero tú no estás para mi y me desespero. Miro el móvil, aparato del demonio, en busca de una palabra tuya. Que coraje me da estar así. Que asco me doy tan débil. Qué poco me gusto cuando te quiero gustar.

Y aún así... te busco. Porque se que de alguna manera, eres mía, aunque nadie lo sepa.