Pages

miércoles, 5 de marzo de 2014

LA VERDAD

http://dueloliterae.blogspot.com.es/2013/04/arrepentios-por-gustavo-dessal.html

Hoy he tenido una experiencia muy cercana a la locura. Puede que estuviese alterado, pero ha sido muy desalentador. Creo que pensar en la locura y rodearme de ella es el camino directo a las pastillas y los psicólogos. Así que grabo esto para la posteridad. Para que se sepa el cuando, y si puedo explicarme, para que se entienda el porqué.

Mi historia empieza en algún momento de una brillante carrera estudiantil dentro de una buena familia-a veces no- y rodeado de amigos. En cierta manera, fue eso mismo, junto con mi inclinación natural hacia lo escentrico, lo que en última instancia conformó el marco de mi más suma desesperación. Quién bien te ama... y yo era el que hacía sufrir. Luego hice más aún. Cuando por fin me comencé a emancipar de la casa de mis padres, al irme fuera a estudiar. Menuda maravilla, el mundo abierto de par en par, estabilidad y metas -o no- y la certeza de que aquí empezaba lo mejor.
Algo dentro de mi cabeza falla: no falla, simplemente no está a tono con los demás. Y permitanme que les diga que todos tenemos una parte tenebrosa. Yo simplemente la uso, no la reprimo. Con nefastas consecuencias, no entiendan que trato de hacer apología de mi conducta. Sin duda es una repugnancia lo que hice, tengan por seguro que entiendo y asumo mi culpa. Entiendo el mundo que me  rodea, de momento, así que si alguna vez fuese yo llevado a algún órgano de justicia, aquí o en otra vida, sea este mi alegato, mi testamento y mi declaración.
Mentí, para evitar el mal, o más bien para retrasarlo, permitiendole agrandarse, cebarse con cada momento que dejé pasar sin redimir lo que hice. Y así el mal creció y me devoró, y ahora ya nada me importa.
Antes evitaba hablar de temas demasiado sensibles, para no tener que inventar nuevas mentiras que salvaguardaran la integridad de las originales. Pero la gente sospecha del que no habla, porque todos hablan de todo entre todos y el que no, ese esconde algo. Al final la sabiduría popular es la más resistente.
Cuando las mentiras comenzaron a convertirse en mi día a día, no me di cuenta.
Cuando me di cuenta, ni si quiera fue una idea, o una revelación. Me llegó de una forma que no puedo explicar, pero sí puedo encuadrar: estaba entrando en mi portal, enfilando el doble pasillo hacia el ascensor. Vi algo que me hizo pensar que lo que estaba viviendo era irreal. Pero como en un sueño, una sensación pegajosa y extraña. Luego pasó lo de las películas: me vi reflejado en el espejo del ascensor y no entendí nada. Hice muecas como siempre, pero era inercia. Es maravilloso observar cómo algo tan práctico como vivir engañando a los demás, muta en una percepción tan elevada de tu realidad más directa: tu entorno, el marco de tus sentidos. PAM. Arte. El Alma. Dios.
Por favor, no me tomen por loco -todavía. Solo intento explicar algo que pensé que no tendría que decirle a nadie nunca. Ya he confesado antes, no es nada nuevo, pero fueron situaciones en las que me vi forzado, no en las que me metí yo mismo, a mi cuenta y riesgo. Es dificil asumir la culpa, tanto que no lo hice y decidí engañarles. Ahora no es que la asuma, sino que la pido y la necesito. Ahora me voy a dar un paseo por el monte, detrás del río. Allí siempre estoy en paz. No hay nadie a quien mentirle.
Como Raskolnikov, la culpa duerme conmigo todas las noches, y se ha vuelto una amante muy fiel. No es cruel, es veraz y me enseña cosas horribles, pero que no puedo negar. La esperanza está en la puerta, pero hago como que no escucho el timbre y vuelvo a taparme con mis mantas.
Siempre fui un defensor de la vida, pero mis principios e ideales empiezan a resquebrajarse cuando me descubro tanteando el filo de la destrucción, comprobando si corta. Y veo mi sangre, pero me da igual, porque se cura y con el tiempo, puedo volver a cortarme. Quizás siempre he sido autodestructivo, pero eso es algo que podría solucionar: obviandolo o escapando a otros lugares. Con lo que no puedo lidiar, y por lo que me presento ante este jurado con las manos por delante, es el dolor que he generado a mi alrededor. La compensación cósmica que todo lo equilibra me envía vibraciones que transforman mis días en oscuros túneles en los que la soledad y la abstracción son mi principal motor.
Muchos puedan pensar que ahora que mi dolor me es insoportable, decido confesar, y que esa confesión es por ende fruto de una suerte de auto-coacción, que hace de ella poco más que un grito de socorro, no un arrepentimiento. Puede que así sea, porque temo las consecuencias, pero no busco aprobación. Y esto debe quedar claro: me da igual lo que me pase. Considero que el castigo que se me imponga yo ya lo habré merecido hace mucho tiempo. Castiguenme aquí, ustedes, que si sigo haciendolo yo, temo que llegue a ser tan docto en el asunto que acabe superando mi propio instinto de conservación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Estás a punto de escribir un comentario en el Colectivo! ¡Es un momento muy importante para ti! y un gesto de agradecer por nuestra parte. Recuerda ser todo lo respetuoso que te sea posible y sobre todo ten una buena dicción. Si es necesario busca las dudas en Google. Hagamos de internet un mundo más legible.
Gracias.

Atentamente: el Departamento de moderación y buenos hábitos de C.A.