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jueves, 25 de julio de 2013

Renacimiento. Primera parte:


Qué pasaría si pasase aquí.


A las 11.30 del decimosexto día del noveno mes del calendario islámico, una gran figura aparece de bajo las aguas del Mediterráneo, en la costa de todos los países en contacto con el mar. Ha comenzado la autodenominada Limpieza. Por todo el mundo y de forma sincronizada millones de objetos emergen a la superficie y avanzan tierra a dentro. Gigantes haces luminosos brillando en el horizonte. Como focos de luz del tamaño de una gran montaña. Todas las naciones poderosas del mundo se preparan tanto militar como diplomáticamente ante estas entidades cuando deciden permanecer a pocos kilómetros de tierra, estáticas sobre el agua. Al parecer son objetos volantes.
Las teorías se propagan rápido. Extraterrestres, el fin del mundo, armas termonucleares. La tensión crece ante la quietud de los objetos que se prolonga en el tiempo durante siete días. Las grandes naciones comienzan los preparativos para un posible estado de emergencia global. La escasa e ineficaz capacidad de orden y cooperación que muestran las personas se hace patente la madrugada del octavo día.

Sobre un tronco en un descampado tres hombres jóvenes divagan sobre el espacio. La noticia de que unos haces de luz están flotando a pocos kilómetros de la costa los tiene entusiasmados a casi todos. A los que no, les atrae la pura curiosidad natural en las personas. De una forma u otra en ese mismo descampado, situado sobre la bahía que forma la playa, decenas de personas miran al horizonte. Pequeños grupos se distribuyen aleatoriamente frente al notorio desnivel de medio metro que transforma la loma en una pendiente bastante más inclinada y llena de vegetación salvaje. La gente bebe y charla mientras observan. Algunos se entretienen con actividades físicas, tanto de pareja como de equipo. Hay personas que no prestan atención alguna a los tenue rayos que surgen desde el faro -situado de forma que está tapado por uno de los extremos de la bahía-, demasiado potentes y continuos para tratarse del faro. Ni siquiera de diez faros. Son la proyección de la inmensa luz de las esferas voladoras que se mantienen impertérritas frente a toda la línea de costa.
Sin el menor aviso el cielo de la noche se ilumina como en una tormenta eléctrica, pero la luz no va acompañada de sonido alguno, solo un inmenso brillo, una día luminoso sin sol, durante tres o cuatro segundos.Un día luminoso a las alrededor de las 12 de la noche. Acto seguido desaparece toda luz proveniente de las figuras. Desaparecen también las figuras. Pronto las personas que se reúnen en el descampado sabrán que no ha sido una desaparición, sino una transformación.

Todos los sistemas de localización ingeniados por los seres humanos comienzan a dar señal de movimiento. Allí donde habían estado las figuras voladoras suspendidas surgen numerosos cuerpos sólidos dirigiéndose a gran velocidad hacia el interior. Y aunque dan el aviso, los aparatos no llegan a tiempo para las poblaciones costeras, que son arrasadas. El exterminio es total. Persona por persona. De forma sistemática siguiendo un orden predeterminado regido por la prioridad de sus objetivos. La energía, el agua, los gobiernos... desde todas direcciones inmensas figuras sondeaban los cielos en una única dirección, ya que por donde pasan y se establecen, la supervivencia humana resultaba totalmente imposible. Un movimiento unilateral, no un enfrentamiento.

La multitud ha aumentado. Las noticias dicen que han sido detectados objetos voladores no identificados. Cunde la incredulidad y la duda. No existe la incredulidad sin la duda. Al menos eso cree el que se sienta sin camiseta sobre el tronco de madera en el descampado, entre sus dos amigos. No sabe qué piensan ellos pero él piensa en que tiene que volver a casa, y si antes esta sensación se basaba en el posible enfado de sus padres ahora se da cuenta de que un leve miedo irracional comienza a cundir en su cerebro, en regiones que le afectan directamente al intestino.
-¡¿Tú te imahina que viene de verdá?!- grita Tenenbauns, aunque ese es su tono normal exclamativo, pero con algo distinto, una especie de chirrido.
-Sí, cabezones y se mueren con la música, como en la peli.- responde Deluzije.
-¿Qué peli? -pregunta Historia.
-Mars Attacks. -responde mientras se pone la camiseta.
Siguen un rato callados. Historia mira el reloj de su móvil. Ha dormido poco porque ha tenido que salir esa misma mañana fuera de la provincia, para realizar trámites referentes a sus estudios. Ha viajado por la costa, así que en lugar de dormir durante el viaje, ha preferido mirar al paisaje, echarles un vistazo a las figuras brillantes que flotaban en todo el horizonte marino.
Decide que es hora de irse, así que se levanta. Cuando extiende la mano para despedirse de sus dos acompañantes Tenenbauns le retiene:
-Killo, ¿no has escuchao? Que se están acercando picha.
-Ya pero, a mi me suena a trola, y yo estoy to cansao.- responde.
Justo entonces se hace visible para las personas en la playa el primer objeto que viene hacia la costa.


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