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lunes, 15 de julio de 2013

La esperanza de un mensaje en una botella.

La inspiración está por todas partes. Es mi propia vida, porque solo sé escribir bien sobre mi vida. Escribir bien, que visto de otro modo no es más que escribir de forma que los demás aprecien lo que escribo: que se sientan identificados, que les remueva algo.
Pero ¿qué es esto que he creado? ¿Una forma de expresión y desarrollo personal o una patética forma de buscar atención? Me atormenta mi propia mente, y los únicos momentos en los que descanso es cuando me entrego a tareas banales como leer, jugar a videojuegos o ver pornografía. ¿Os gusta así de crudo? Lo sé, pero esto es una de las pocas cosas que no finjo: soy así de crudo. Me aburren sobremanera las formas y las sutilezas, porque llevo 20 años vivo y unos 10 preguntándome los porqués del mundo. La física te da conceptos para articular ideas como por qué estamos pegados al suelo, pero no hay nada ni nadie en este mundo que me explique por qué me siento mal estando solo y a la vez solo encuentro paz cuando estoy solo. Nadie me va a explicar nunca porque me muerdo la cola y giro y giro como un idiota que busca sentido a un movimiento y se pierde en los puntos de referencia. El gato que persigue el punto de luz, nos reímos de él. Yo no me siento mucho más listo buscando en mi mismo salidas. Solo encuentro puertas que conducen a otras puertas, las pesadillas de la infancia y las deudas que acumulo. Nadie que me conozca puede quererme, porque yo no permitiré que me conozcan, y tampoco puedo.
Es como un asesino en serie, que solo encuentra el bienestar haciendo lo que los demás consideran algo abominable, pero que a la vez no puede privarse de la compañía de los que le consideran un monstruo, y por eso finge ser normal. Yo nunca he matado a nadie ni creo que tenga valor para hacerlo, pero he tenido y tengo que fingir mucho para hacerme un hueco. Pero mientras más hueco me hacía, más hueco me quedaba.

Me siento estúpido, porque dentro de mi mente soy el héroe de todas mis fantasía, pero fuera estoy cojo y manco y una vida sana y desahogada me deja una sensación de frustración que me calcina por dentro. Quiero trascender y luego me miro y pienso ''no hace falta, no te hace falta''. Y luego todo es caótico, miles de voces discutiendo dentro de mi sobre si sí o si no, y me faltan las palabras para explicar y a veces incluso me faltan pensamientos. Luego todo acaba igual, como cuando tienes muchos pedazos de palstilina distintos y los mezclas para terminar siempre en ese marrón indescriptible y homogéneo que no es ningún color. Todos mis grandes pensamientos terminan reducidos a la muerte, a lo ridículo de la vida, a que nada ni nadie va a sumergirse acá adentro y va a decirme ''eh, he encontrado al pieza rota''. Ardo en deseos de encontrar una chica cabal, con inquietudes, linda, como la que en sueños se sentó a mi lado y no dijo ni una palabra pero me reconfortó como el ronroneo del coche cuando eres pequeño y vuelves de la playa. ¿No las ha habido? Claro que sí, pero hay alguien en mi que arde en deseos de joderme, y hablar de él en tercera persona es hacerme un favor para no llamarme estúpido. Hay alguien en mi que se niega a sentirse bien. No se conforma. Me ha dado bienes, grandes como castillos, frágiles como si estuvieran hechos de arena seca. No sabe hacer otra cosa que llenarme la cabeza de castillos de arena, y hacerme perder de vista el cielo. Me entierra y me entierra, pero algo me dice que siempre puede haber una mano que rebusque y me saque a tirones para darme un beso para dormir tranquilo, y sobre todo, despertarme en paz conmigo mismo.

A veces solo siento que tengo que contárselo a alguien, que ya que se me va la cabeza tanto mejor compartirlo para que sea más real. Que no se quede dentro, sácalo a pasear y que lo vean... pero nunca recibo lo que busco, nunca. Siempre es igual, porque lo que está debajo de las palabras va a seguir debajo de las palabras: el nudo en el estómago no lo transmiten, aunque lo leas mil veces. Cada uno tiene sus demonios y no vamos a saber cómo es estar en la piel del otro nunca.

Hay una cosa muy real, y son las deudas. No creo que todo se entregue a cambio de algo, sigo pensando que la solidaridad existe. Pero una deuda no siempre la cobra quien ha prestado el servicio. No hay ningún cobrador más eficaz que la conciencia, la que te anda recordando lo que han hecho por ti. ¿Es normal sentir ira hacia la conciencia por esto? Yo siento ira, porque no quiero deberle nada a nadie, y si me dan amor quiero disponer de él como quiera y devolverlo si así lo quiero. Por eso cuando era más joven que ahora era un ''borde''. No recuerdo cuándo dejó de importarme lo que dijeran los demás, pero seguro que tuvo que ver con la ira de sentirme apartado. Y ahora que estoy de nuevo dentro me quieren quitar la ira, quieren que sea suave y que siga las reglas de un jueguecito que solo me da dolores de cabeza. No quiero ir a bodas, ni dar los buenos días como obligación, ni tener responsabilidades, ni exámenes. No quiero generar expectativas, porque no quiero sentir que no las cumplo. No quiero deberle nada a nadie coño.

Y una vez más lo escribo aquí, dejándome como mil millones de cosas atrás porque las putas manos y el puto cerebro no han llegado todavía a entenderse del todo con el ánimo, y trascriben como pueden. Las palabras no captan los matices de una conversación, y eso es lo que siempre tengo dentro de mi, una conversación y ya ni sé quién soy en esa conversación. No se quienes hablan. No se si, como en un sueño, creo personalidades que actúan bebiendo de un pozo oculto que les da forma a todas. Porque en un sueño todas las personas son tú.
No lo sé, pero tengo una esperanza: alguien leerá esto y de alguna manera me salvará. De mi mismo y de los demás. Y no por compasión. Porque ni muerto quiero darte pena, ya me sobra con las deudas que actualmente tengo.

4 comentarios:

  1. Nunca sé qué ponerte de comentario, pero no puedo parar de leerlo.

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  2. Quizá en vez de tirar mensajes en botellas deberías buscar con qué te haces una balsa. Te lo digo por si nunca llegan a ningún lado, o por si llegan a alguien que después se irá. Tampoco tienes que hacerme mucho caso, es mi fórmula, y como yo tampoco quiero deberle nada a nadie entendí que si alguien tenía que salvarme soy yo.

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    1. No me había dado cuenta de eso. Me he contradicho dentro del mismo texto y ni me he enterao. Se agradece el comentario. En mi defensa diré que lo escribí acelerado y de mala hostia. Pero no vea de qué manera hacer la balsa, entiendo la analogía pero no pillo cómo hacerlo. Gracias de corazón por un comentario de más extenso de lo normal, de verdad.

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    2. veo* -sí, leo lo que escribo después de enviarlo.

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