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martes, 28 de mayo de 2013

-Así que le digo a esa puta ''eh, coge el abrigo y vámonos de aquí. Tengo planes para ti''. Conduzco durante varias horas, buscando el sitio. Aparco en un descampado flanqueado por un inmenso castaño. No está mal, justo delante hay un pequeño terraplen de unos 2 metros de profundidad.
Veo como toda esa actitud de estirada se le ha borrado en cuanto ha notado el primer dedo dentro. Joder con el botoncito, las pone mansas. Se enreda con el cinturón y me la quito de encima, no me fio. Aunque vayamos a follar no estamos aquí para eso.
Listo. Empiezo a empujar a un buen ritmo. Lo de siempre. Se retuerce. Una vez leí que los gemidos de la hembra humana sirven para atraer a más machos con el fin de que la chapuza se asegure. No te preocupes, no hay nadie en los alrededores, eso lo sé yo, porque he estado conduciendo varias horas, buscando EL SITIO.

Creo que la vida es más ridícula de lo que estamos dispuestos a aceptar. Desde tropezar en la calle y sentirte estúpido ha las caras que ponen ciertas personas frente al espejo cuando están solos. Pensé en esperar a que terminara, al fin y al cabo ''los buenos chicos dejan que ellas acaben antes'', ¿no CJ?
Pero eso es una tontería. Deslizo mi vientre por su espalda, me inclino y rodeo su pelvis con un brazo, mientras que el otro tantea el suelo de mi coche en busca de ese bulto de metal niquelado. La luna se oculta tras una nube y todas las sombras se funden en la única sobra primigenia que nace cuando se va toda la luz. Oigo que me dice ''más rápido'', resollando. Brazo-gatillo-la corredera que retrocede-fogonazo. Su pelo se convulsiona como en uno de esos anuncios de champú, pero en este caso lo que salpica no es agua. Fragmentos sólidos y líquidos vuelan erráticamente. Ahora sí que has sabido satisfacerme nena. Solo espero que ya hayas acabado, porque tengo que sacar la basura.

Su cuerpo rueda colina abajo. Vestida. Amortajada con una manta raída. Supongo que los pequeños recicladores de la tierra darán buena cuenta de ella en una semana o dos.
                                                     
* * * * *

El café de este bar es el más decente que he probado en mucho tiempo. A mi alrededor se extiende un luminoso salón con mesas de forja negra y sillas del mismo estilo. Una  barra, taburetes altos, vitrinas expositoras sobre las que se apilaban los vasos para café. Y una máquina de periodicos... nunca había visto una. Nunca había comprado un periódico para leerlo. Y lo hize. Leí, en una pequeña columna bajo el titular deportivo:

Joven desaparecida.
Una nueva desaparición en la zona
 metropolitana hace sospechar a la
 policía la posibilidad de que los
 crimenes estén siendo perpetrados
 por un mismo individuo, por lo que
 nos encontraríamos ante un asesino
 en serie, según informó el departamento
 de prensa de la policía. La jóven, que
 cursaba su tercer año en la licenciatura[...]

Había llegado el momento de moverse. Tengo una misión que cumplir y no puedo permitir que su estúpida justicia me de caza, no hasta que esté saciado.






5 comentarios:

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