El aire bruma fresco,
y el Sol emana belleza,
porque arribaste a mi vida
lentamente cual eco,
penduleando las colinas,
besando las paredes de mi existencia.
No creías en la felicidad,
plañendo con turbadora entereza,
seca la convulsa rivera de tu alma,
mas ese sentimiento para ti extinto,
es el que por tu dicha ahora siento.
Agarra mi mano
y celebra la vida.
El Mar da tu nombre,
abrazándome,
desvaneciéndote en la orilla.
Podemos ser volátiles, efímeros.
Pero sea bendita la supina indiferencia
porque eterna será la ausencia de dolor,
apagándolo vivazmente de mi vida
con tu sonrisa copada de magnificencia,
con el cálido remiendo
que has cosido a mis heridas.
y el Sol emana belleza,
porque arribaste a mi vida
lentamente cual eco,
penduleando las colinas,
besando las paredes de mi existencia.
No creías en la felicidad,
plañendo con turbadora entereza,
seca la convulsa rivera de tu alma,
mas ese sentimiento para ti extinto,
es el que por tu dicha ahora siento.
Agarra mi mano
y celebra la vida.
El Mar da tu nombre,
abrazándome,
desvaneciéndote en la orilla.
Podemos ser volátiles, efímeros.
Pero sea bendita la supina indiferencia
porque eterna será la ausencia de dolor,
apagándolo vivazmente de mi vida
con tu sonrisa copada de magnificencia,
con el cálido remiendo
que has cosido a mis heridas.
Me ha encantado. Muy cálido :)
ResponderEliminarMuchas gracias, Dalia.
ResponderEliminar