Cuando me dí cuenta de que todo lo que había soñado,
todo lo que defendí, todo aquello que pasaba por mi mente
era mentira.
Las más solidas estructuras caían en el páramo de mi moral,
ya nada podía mantenerse y sin embargo yo continuaba luchando por salvar algo
que mi mente ya había matado hace mucho.
Decidí alejarme de malas influencias con el fin de centrarme
en mis metas y convencerme de la existencia de esperanza, entonces me di cuenta
que para ello tendría que deshacerme de mi mismo.
Necesito calmar la sed de un alma atormentada en el breve
tiempo de una vida, relajar los músculos de la moral y la seriedad, permitir
disfrutar del sol y de la lluvia.
Me he dado cuenta que sólo soy feliz cuando no pienso. Me
derrite la simple idea de reflexionar.
Sólo quiero acabar con los suspiros más nauseabundos, volver
a esos momentos donde lo simple y lo sencillo hacían feliz a ese que siempre
fue un él vestido de yo.
La madurez y sus sueños, la vida y las agendas no caminan en
un mismo sentido y yo, hace tiempo que dejé de caminar. Ahora cuando sé que
sólo soy feliz drogado, follando o lejos de todo, ausente de mi mismo y de mi
miedo a mí. Ahora, es cuando puedo decir que a pesar de todo lo que he hecho,
sigo sin sentirme bien.
Cómo escuchar a Miles Davis y soñar con Coltrane, sólo Dios sabe que mi furia me mata y Él mismo me abandona, sólo en esta nada.
Soy como San Manuel clamando al cielo, buscando mi Fe.
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