Últimamente es una palabra que llevo usando largo tiempo, más del que se merece, por lo que me es difícil acotarlo de forma alguna. Creo que el problema reside en que no encuentro cuándo empecé a darme cuenta de todo. De mi propio complot.
Pensé que alguien me la tenía jurada cuando por las mañanas veía los cordones de mis zapatos anudados, haciendo ochos infinitos entre ambos, a fin de atentar contra mis tranquilos paseos. Más tarde se sucedieron las chinchetas escondidas entre cojines, el colutorio por el líquido de las lentillas, los pequeños animales muertos, las cartas ofensivas. Me pareció de muy mal gusto. Casi tanto como mi mala caligrafía.
Después comprobé con certeza de que nadie vivía conmigo ni me estaban persiguiendo.
Ahora sólo queda descubrir cómo he de adelantarme a mis propios pasos para sabotear mi propio intento de boikot. Algún día acabaré conmigo.
Lo mejor para no suicidarse es estar muerto así que haz creer a tu mente que lo estas.
ResponderEliminar