Pages

miércoles, 10 de abril de 2013

¿Fumas?



Sufro de jaquecas intermitentes pero punzantes, me dejan un resabio a sangre en el paladar y me hacen sentir que se me encarroñan los sesos. Derrocho demasiado tiempo haciendo el gilipollas. También fumando. Fumo como un puto carretero, eso es algo que todo el mundo sabe. Y te preguntan eso de "¿Por qué fumas?". Podría replicar sugerentemente o de forma retórica ante tal perogrullada, pero es perder el tiempo. ¿De verdad creen que una pregunta de esa índole puede desencadenar en un veredicto coherente o resolutivo?. ¿Por qué bebes?, ¿por qué te drogas?, ¿por qué te enamoras?. Porque se me presenta como una pauta axiomática el hecho de que flirtear con la muerte desde el burladero y el desarrollar actos que bien podrían causarnos un grave perjuicio es intrínseco a nuestra naturaleza. El atractivo que supone el practicar deportes de riesgo como el puenting es directamente proporcional a las probabilidades de que la cuerda quiebre y te hagas vichyssoise contra el asfalto. El motivo de este enunciado podría ser aplicable al por qué ingerimos ketamina, bebemos absenta o nos enchochamos con la primera que se nos pasea por las narices. Pero es algo tremendamente exasperante de explicar a los característicos moralistas que te hablan de ello como si debieras estar bajo tratamiento farmacológico. ¿De veras ninguno de vosotros fue un auténtico cínico desaprensivo en su juventud?, brindadme tal don, joder.

Lo más irritante, desde luego, es el empeño generalizado en hacerte creer que no eres consciente de lo que te haces a ti mismo. ¿Ninguno de ellos ha conocido a un politoxicómano?, son los primeros en aceptar la condición de sus actos y de su autoperjurio, solo que ninguno podría indicarte el momento "exacto" de esa aceptación, debido a que entonces no podrían calificarse sus actos como extremadamente prejuiciosos e hirientes, siempre hay un lapso temporal en el que cruzamos la línea de la autodestrucción, al fin y al cabo, los únicos enfermos que ignoran serlo son los locos. Y no me gusta que me traten como a un loco.

También se puede abarcar otra cuestión más a éste litigio ético, y es la paulatina socialización del tabaco, la bebida y las drogas. "¿Socialización de las drogas?, menudo disparate". Podrías llegar a objetar eso si tienes las pocas luces de imaginarte a alguien sociabilizándose a costa del jaco, pero está más que de manifiesto la gradual culturización de ciertas sustancias, lo cual sí me parece de un absurdo y un desvarío mayúsculo.
Mi madre, que me engendró en un lacerante e imperecedero proceso de nueve meses de duración, bien es merecedora de conocer mi escasa tendencia a decir lo que tienen que hacer los demás, mas ya que decides joderte el organismo, que sea con la honestidad de hacerlo por tu afán de autodestrucción progresiva o lo que sea, no por tu anhelo de  afiliarte a una amalgama de personas que te mirarían por encima del hombro por llevar más escoria en el cuerpo que tú, y confiad en mí, los hay. Nada, nada, el hecho de consumir componentes objetivamente insanos empujado por llanas pretensiones sociales me parece incoherente hasta la náusea, y es una práctica inesperadamente asidua hoy en día.

Otra cosa que capta mi atención es la sucesiva demonización de los efectos que produce el tabaquismo. No voy a pecar de ignorante pretencioso, no soy lo suficientemente imbécil para negar evidencias clínicas como las enfermedades respiratorias, los efectos cardiovasculares, el cáncer o la hipertensión, pero no es difícil encontrarse noticiarios amarillistas que tiran de la exageración y el tremendismo para inocularte el miedo en la cabeza, algo tan típico de las noticias.
El tabaquismo provoca disfunción erectil y eyaculación precoz, fumar puede desencadenar el atrofiamiento de la fibra muscular y disminuye el intelecto, fumarte un cigarro puede matar a puñaladas a tus seres más queridos, comprar tabaco contribuye al avance económico de las tropas rebeldes en Siria. Y no estoy exagerando en dos de éstas cuatro afirmaciones. Fumar mata. Tan contundente y minimalista. Y me hace mucha gracia, si puediésemos poner carteles y etiquetas por todas las cosas que matan, la taiga siberiana se quedaría sin árboles, pero es de suponer que no interesa tanto como que un porcentaje de la población de clase media decida gastarse una cantidad astronómica de dinero semanalmente para envenenarse los pulmones por propia determinación.

Así que, desviándome a lo primero que comenté, aún persisten las jaquecas y para más inri, todo esto me ha transmitido un mal humor considerable. Ahora que lo pienso, ¿puede ser por todo lo que he fumado hoy?. Qué mas dá, me echaré el último de la cajetilla.



1 comentario:

  1. Te dejo mis dies. Vaya cabeza te gastas iopushi.

    Cada día lo hacéis mejor, cabrones.

    ResponderEliminar

¡Estás a punto de escribir un comentario en el Colectivo! ¡Es un momento muy importante para ti! y un gesto de agradecer por nuestra parte. Recuerda ser todo lo respetuoso que te sea posible y sobre todo ten una buena dicción. Si es necesario busca las dudas en Google. Hagamos de internet un mundo más legible.
Gracias.

Atentamente: el Departamento de moderación y buenos hábitos de C.A.